CUANDO...

No puedo dejar de escribir sin pensar
en tu cabellera larga y sutil
con su movimiento cadente y armonioso.

Silente me pierdo entre tu piel
como anonadado por tu dulce suavidad.
Cómo seduces mis ojos y mis oídos
con cada movimiento de la boca tuya...
y humedeces la tierra con el aliento de tu voz.

Húmeda y fértil...
así es la tierra donde te has sembrado
como semilla de miles de flores.

Tal vez esta vez no las masacre por mi afán,
ni las ahogue esperando que al regarlas constantemente
florecieran más rápido satisfaciendo mi deseo.

He de aprender a tratarlas con cariño de jardinero,
con manos suaves y limpias,
retornando a la inocencia tuya.
Inocencia que desvela aún más
y hace crecer mi ilusión.

¿Cuando habré de encontrarte en el camino que deseo,
sin tropiezos ni demoras para emprender
el dulce viaje de amor?

-C.