Cuando lo único que queda de nosotros
es la huella de nuestras lágrimas en la arena,
y la lluvia tardía es lo único que nos une,
ese "nosotros" desaparece por siempre.
Lágrimas que caen para luego ser borradas
por la siguiente ola...
Entramos a formar parte del mar
en su extensa inmensidad.
El último momento en que estamos juntos
ha dejado de ser.
-C.
No miro hacia atrás...
nunca lo he hecho.
Escucho cada paso, y no me es necesario
mirar las huellas para saber
que mucho he recorrido.
Soy ya ciudadano del mundo
en este andar en que
busco encontrar mis pasos
con los tuyos.
A pesar del tiempo,
aún tenemos una cita en el horizonte
y allí... te he de encontrar.
Casi puedo ver tu figura en cada amanecer,
y acaricio la sombra tuya,
que me trae la luz y su contraste
al caer la tarde.
No dejo de mirar mi meta
-el horizonte lejano-;
no dejo de caminar hacia ti.
Mis zapatos ahora gastados,
son testimonio del tiempo que ha pasado,
y cada vez veo más brillos al mirarme en el espejo.
Cuanto anhelo el fin de mi viaje,
el encuentro final más allá de la
línea que divide nuestros mundos...
Tanto como deseo volverte a ver
como aquella tarde en que partiste
prometiendo regresar para encontrarte conmigo
en el lugar donde comienza la luz
y la penumbra pierde su poder.
No importa cuánto he de recorrer aún,
qué importa cuanto más se note sobre mi cabeza
el paso del tiempo y los muchos giros
de nuestra esfera...
Sigo caminando hacia allí
hasta el momento en el cual
trascienda el espacio-tiempo
y nuestros cuerpos transformados
se unan sobre las estrellas,
perdiéndose en la eternidad,
en la ausencia de tiempo, juntos...
hechos uno solo,
por fin.
-C.
