Volviste a mí...
Como una ola de recuerdos galopantes...
Imparables... casi insoportables para esta mente
que ya se sentía liberada del martirio de tu recuerdo.
Estaba yo sentado una vez más en la playa y cada cosa,
las nubes, las aves, el viento y el agua, cada grano de arena
hablaba por sí mismo y reclamaba tu presencia junto a mí,
una vez más...
-C.
Estoy desesperado en el encierro de mi libertad...
Libertad de escoger la mujer que yo quiera,
libertad de hacer lo que desee con quien desee
en cualquier momento como quien enciende un cigarrillo
con una vela que ya estaba prendida...
Así me siento hoy, como quien puede tomar
lo que desee del mostrador.
No quiero parecer pretencioso
pero así me lo han hecho saber
las mujeres que me miran y...
aún no teniendo atractivo, a mi parecer,
me desean y buscan encontrarse con migo
en algún lugar recóndito lejos de toda moral...
Dicen querer darme amor, pero...
¿qué es el amor? ¿Acaso un par de besos
y las mieles de un cuerpo descontrolado?
¿Acaso podré hallar respiro y silencio
en medio de su sexo que me envuelve?
¿Me mentiré y diré que eso es el amor?
No entiendo la lógica del sexo opuesto...
soy como un analfabeta tratando de descifrar jeroglíficos
de un lenguaje conocido por todos, utilizado por todos...
ignorado por mi… soy como una bestia
que se encierra en su cueva a esperar
que pase la tormenta.
Los principios del deseo son simples de entender.
Haz lo que sientas... lo que quieras...
Siente... siente hasta que encuentres
acaso el amor que tanto deseas...
No así para mí, no te equivoques.
No deseo más el tiempo que me quieres dar...
no deseo más tus palabras falsas.
Nos medimos por lágrimas –dijo el poeta-
entonces... estás a leguas de mí.
-C.
