OLFACTUS

Aún vuelve a mí el aroma de aquellas fogatas de enero
y el dulce sabor de los masmelos que te enseñé a dorar
al calor del fuego que encendí para nosotros.
Cuanto añoro dormir en cucharita una vez más, y extraño
aquel amanecer que no nos levantamos a obsevar.

Las estrellas aún brillaban distantes
cuando desperté a observarte dormida... allí...
silente, abstraída en tu mundo de sueños
y entregada a ellos.

Verte respirar tranquila y acompasadamente
fue mi tesoro y allí me gustaste más y más...
con cada gesto en tu rostro plácido y lleno de paz.

Temí despertarte pues pensé -quizá- estar en tus sueños...
Quedé inmóvil, no me moví un ápice, controlando cada respiro
y soportando el cosquilleo de mi brazo dormido
que te abrazaba gozoso y no quería -ni podía ya-
hacer movimiento alguno para separarse de ti.

¿Qué puedo hacer si mi corazón, mi mente y olfato
han quedado prendados de ti?

-C.